Las subvenciones son una parte importante de la actividad financiera. Este trámite consiste en la realización de una aportación económica por parte de algún organismo público a personas y/o entidades públicas o privadas con el fin de dar respuesta a demandas sociales y económicas.
La acción en sí es la realización de una transferencia monetaria. Esta tiene un recorrido desde el sector público, que es el que realiza la aportación económica, hasta el privado, que es el parque que recibe dicha aportación. Para que las subvenciones sean posibles ha de darse una condición y es que siempre el objetivo debe de ser llevar a cabo una actividad la cual requiera una inversión alta o que se dé el caso de que la persona en sí no pueda hacer frente a esta de forma individual.
Ahora que ya sabemos qué son las subvenciones vamos a conocer alguna de sus características más relevantes:
El ente que concede la subvención es de carácter público, por lo que el movimiento económico que se está realizando se le asigna la etiqueta de gasto público. Sin embargo, este a su vez supone un beneficio para la persona o empresa que lo recibe.
Al igual que la parte beneficiada de la subvención tiene sus derechos, la Administración cuenta con los suyos. Esta podrá realizar los seguimientos e inspecciones que considere oportunos con el fin de comprobar que la subvención se está empleando de forma correcta.
Se crea un vínculo entre el beneficiario y la Administración, dado que si el primero cumple los requisitos, tiene derecho a solicitar y recibir la subvención. Eso sí, sin olvidarse de que esta ha de destinarse a la actividad para la cual fue otorgada la ayuda.
Las subvenciones al salir de un ente público han de ser para un beneficio de carácter colectivo, no individual.
En primer lugar, es necesario presentar una solicitud en la que el beneficiario ha de aportar una serie de documentos entre los que se incluye la propia solicitud de la subvención junto con los anexos necesarios. Normalmente, suele ser documentación que facilita el propio organismo que convoca la ayuda.
Una vez realizada la solicitud a esta se le asigna un número de expediente. A continuación se estudiará y emitirá un informe de evaluación sobre nuestra solicitud. Cuando este estudio finalice se emitirá una conclusión, es decir, se decidirá si la solicitud está aprobada o denegada. Este estudio se procederá a través de un Comité o Comisión de Evaluación.
Si la subvención finalmente es aprobada se notificará la concesión provisional, normalmente esto se realiza a través de correo certificado y en un plazo de 15 días. En este paso se tendrá que mostrar la aceptación de la subvención y sus condiciones, aportar nueva documentación y finalmente se notificará la concesión definitiva.
Una vez se tenga la concesión definitiva, se deberá de demostrar el proyecto para el que se va a emplear la subvención, esto siempre en un plazo determinado. Normalmente, se aporta documentación como facturas, documentos de pago, documentación gráfica de las inversiones llevadas a cabo, etc.
Para que todo esto sea posible y no exista ninguna irregularidad es necesaria una ley cuyo fin sea regular todos los aspectos de las subvenciones, plazos, cuantías, justificantes, agentes que actúan, etc. Para ello existe a nivel estatal la Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones (LGS). Además de esta ley, existen algunas otras a nivel regional.